miércoles, 11 de mayo de 2011

Agonía de un periódico digno de mejor destino

 

11 de Mayo de 2011 | Mario Fulvio Espinosa

END

Más que la iliquidez económica lo que mina al Nuevo Diario es la iliquidez moral.

Inmoralidad que nace cuando sus dueños traicionan la vocación  sandinista de los periodistas y trabajadores que le dieron vida en Mayo de 1980 y que vieron al paso del tiempo como el diario por ellos idealizado, se convertía sin pudor en la voz neurasténica y rabiosa de la derecha extrema local.

A la aventura camaleónica de ser derechistas se lanzaron los dueños de END  sin paracaídas. No midieron las consecuencias que tenía convertir un diario revolucionario en portavoz del liberalismo salvaje y defensor de las peores causas contra el pueblo nicaragüense, misión que les llevó a intentar alianzas con cualquier agrupación que llevara como fin el descredito y la eliminación del presidente Ortega.

En la vorágine de su inconsciencia no vacilaron en manipular no sólo las noticias y acontecimientos, sino que fueron eliminando a todos los periodistas que de alguna manera representaba un rechazo para sus intereses, y así fueron echados a la calle sin mayores escrúpulos, numerosos colegas valiosos, entre estos Eloísa Ibarra, Oscar Merlo, William Grigsby, Joaquín Torres, Alberto Cano, María Haydee Brenes, Orlando Barrios, Lucía Navas, Eduardo Estrella, Emma Gómez,  Augusto Cermeño, Heberto Rodríguez, Emir Alfaro, Juan Carlos Bow, Oliver Bodán, Melvin Martínez, Marcio Vargas, Consuelo Sandoval, William Briones, Valeria Ihmoff, Mario Sánchez, Mario Mairena, Silvia Carrillo, Sergio Martínez, Moisés Castillo, Javier Castro, Oscar  Robelo,  Erving Sánchez, Aura Lila Moreno, Pedro José Vindell Matus, Edgard Barberena, Moisés González, Jorge Espinoza  Maltés... ¡Pero los empresarios se proclaman defensores de la libertad de conciencia y de expresión! ¡Y nunca les dejaron sindicalizarse! ¡Anatema!También fueron “depurando”  a los columnistas y colaboradores de la página de opinión. Se largaron así escritores notables como Manuel Eugarrios, Ricardo Trejos, Aldo Díaz Lacayo, Félix Navarrete, Oscar René Corea, Miguel de Castilla, Aura Violeta Aldana, Francisco Meléndez, Manuel Aragón Buitrago, y otro más. Para disimular ese abuso permiten de vez en cuando los escritos del comandante Tomás Borge.

Ya antes, en otra maniobra absolutista, los dueños del periódico fueron copando y comprando a precio de guate mojado las acciones de sus viejos compañeros fundadores, que tuvieron que venderlas, unos por no comulgar con la nueva política del diario y otros porque  las utilidades que les entregaban por ser “accionistas” eran de miseria.  Entre tanto los jefazos compraron toyotonas y celebraron el despojo de los pobres en  los lugares más refinados de la capital.

Los gamonales de END siempre se declararon férreos defensores de la libertad de expresión de los dueños de medios, y en ese juego traicionaron la causa del Colegio de Periodistas de Nicaragua, del cual fue mentor ideológico el director intelectual de END, lo que no fue obstáculo para que después suscribiera, sin ningún rubor, un recurso de amparo contra la Ley Creadora del Colegio, después se volvieron “yuntas” y hasta dirigentes de la Sociedad Interamericana de Prensa, que vela por los intereses comerciales de los gamonales mediáticos.

A esto hay que añadir que el susodicho “director cerebro” había sido presidente de la Unión de Periodistas de Nicaragua UPN, Secretario General de la Federación Latinoamericana de Periodista FELAP y ejecutivo de la Organización Internacional de Periodista OIP, esa carga ideológica de izquierda fue lanzada al traste por dicho señor, junto con todos los principios que antes defendía a manos llenas.

Por esta conducta de veletas políticas, ocurrió también que, al  intentar aliarse con los partidos de la derecha se encontraron con la desconfianza de estos, pues entre zorros todos se cuidan el rabo. Al enfrentar el chasco de la debacle ideológica de los partidos derechistas, los jefazos del diario se declararon ellos mismos “impolutos” y los únicos dignos de  hacer oposición. Por tanto, se empeñaron en suplantar el papel de los partidos y con ello echaron al traste los valores profesionales, éticos y morales del verdadero periodismo. Violentaron la función social constitucional que justifican la existencia de los medios de comunicación y exhibieron todo su poderío amarillista falsificando la verdad máximo valor del periodismo y de los periodistas.

Sacaron, pues, a relucir la falsedad, la manipulación, la doble moral camandulera, convirtiendo la noticia en mercancía con el poder de mentir, calumniar, generar levantinas, denigrar y ofender a los sandinista y a cualquier ciudadano del pueblo nicaragüense.
En el colmo de su propia vergüenza, alegremente acogieron como propios los pensamientos y hechos criminales del Gran Imperio, y se hicieron voceros serviles, plumíferos, de los procónsules que siempre han hecho en nuestro país el papel de espías. Se declararon golpistas en  el caso de Honduras y enemigos acérrimos de los gobernantes de los países del Alba y de todos aquellos que rechazan la injerencia gringa en sus asuntos.

No es posible recoger en un escrito todos los daños que El Nuevo Diario ha causado -en comunión con los trogloditas de La Prensa-, al pueblo nicaragüense, sin embargo en lo esencial, los dueños de ese medio han contribuido a generar la polarización y la desinformación del pueblo,  haciendo de la verdad un saco de dudas y poniendo en entredicho su propia credibilidad.

Así, al declararse en iliquidez económica los dueños de El Nuevo Diario sólo confirman que les faltaron valores morales para enaltecer y robustecer la empresa que confiscaron a sus trabajadores, que se vendieron al mejor postor y fueron ejemplo vivo de lo que es el fracaso del anti-periodismo.

Y es una verdad que “quien siembra vientos cosecha tempestades”.  Lástima por un diario que nació con buena estrella, la que han opacado los absolutistas que ahora lo manejan para mayor gloria del imperio yanque y de las sabandijas vende patria que siguen avergonzando la Patria de Sandino.

Mayo 11 del 2011

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